No cabe duda de que Jordania es un reino lleno de historia y cultura. Desde su llegada, el visitante se hace a la idea de su rico patrimonio; todo lo que le rodea son vestigios de antiguas civilizaciones que hoy en día quedan reflejadas en esta hermosa tierra y grabadas en el alma de sus gentes.
La antigua ciudad de Petra es una de las joyas nacionales, y con diferencia, la atracción turística más famosa del país. Petra, situada a casi tres horas del sur de Amán, es el legado de los nabateos, industrioso pueblo árabe que se asentó en el sur de Jordania hace más de 2000 años. Admirada por su refinada cultura, sus volúmenes arquitectónicos y su ingenioso complejo de presas y canales de agua, actualmente Petra es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y atrapa a visitantes de todos los rincones del planeta. Una gran parte del atractivo de Petra reside en su espectacular ubicación, ya que se encuentra en las profundidades de un estrecho desfiladero del desierto. Para acceder a ella, hay que caminar un kilómetro por una larga sima (siq) cuyas paredes miden 200 metros de altura.
Amán, ciudad en crecimiento que se extiende sobre 19 montañas o jebels, es la capital moderna y antigua del Reino Hachemita de Jordania. Conocida como Rabbath-Ammon durante la Edad de Hierro y más tarde como Philadelphia, esta antigua ciudad, que en el pasado formó parte de la Decápolis, cuenta en la actualidad con cerca de cuatro millones de habitantes. Amán, llamada a veces “ciudad blanca” por sus casas de piedra de poca altura, alberga numerosas atracciones históricas. En este momento, se está realizando una serie de restauraciones y excavaciones en que se han descubierto vestigios del periodo neolítico, y restos que abarcan desde el periodo helenístico y el último periodo romano hasta la época árabe islámica. Este lugar, conocido como Ciudadela, esconde muchas estructuras, como el Templo de Hércules, el Palacio Omeya y la Iglesia Bizantina. A los pies de la Ciudadela yace un teatro romano con 6000 asientos; se trata de una profunda depresión excavada en la colina que aún se utiliza para eventos culturales. Otro teatro restaurado recientemente es el odéon, que con 500 asientos, se utiliza para celebrar conciertos. Los tres museos de la zona permiten descubrir la historia y la cultura; estos son el Museo Arqueológico de Jordania, el Museo del Folclore y el Museo de Tradiciones Populares.
Descubra másUmm al Jimal se considera un oasis árabe para las caravanas del desierto. Se encuentra a 86 km de la capital, Amán, y es conocido como “el oasis negro", ya que alberga una gran cantidad de rocas negras volcánicas. La historia de la ciudad se remonta a la era bizantina.
El viaje hacia el sur desde Amán por la carretera del rey, con 5000 años de antigüedad, es uno de los más memorables de Tierra Santa, ya que en él se recorre una ristra de lugares antiguos. La primera ciudad que encontramos es Mádaba, ciudad de los mosaicos. Esta ciudad, conocida por sus espectaculares mosaicos bizantinos y omeyas, alberga el famoso mapa-mosaico del siglo VI de Jerusalén y Tierra Santa. Con dos millones de piedras de colores, el mapa representa montañas y valles, aldeas y pueblos hasta el delta del Nilo. Otras joyas-mosaico encontradas en la Iglesia de la Virgen y los Apóstoles y el Museo Arqueológico describen con profusión flores y plantas, aves y peces, animales y bestias exóticas, así como escenas de la mitología y las actividades cotidianas de la caza, la pesca y la agricultura.
Justo detrás de Petra, la antigua ciudad de Gerasa ocupa el segundo puesto en la lista de destinos favoritos de Jordania. Esta ciudad registra una cadena ininterrumpida de ocupaciones que se remontan a más de 6500 años. La edad dorada de la ciudad llega con el dominio romano, y hoy en día, es reconocida por ser una de las ciudades de provincia romanas mejor preservadas del mundo. Oculta durante siglos en la arena antes de ser excavada y restaurada durante los últimos setenta años, Gerasa es un buen ejemplo del excelente urbanismo provincial romano que se encuentra por todo Oriente Medio y que comprende calles asfaltadas con columnatas, templos elevados en cimas, magníficos teatros, extensas plazas públicas, baños, fuentes y muros de ciudades atravesados por torres y entradas. Tras su fachada grecorromana, Gerasa conserva una sutil combinación de oriente y occidente. Su arquitectura, su religión y sus lenguas reflejan un proceso por el que dos poderosas culturas se mezclaron y coexistieron: el mundo grecorromano de la cuenca mediterránea y las tradiciones del oriente árabe.
Las maravillas de la naturaleza y la genialidad de la arquitectura militar árabe del Medievo han regalado al norte de Jordania dos de las atracciones naturales e históricas más importantes de Oriente Próximo: los vastos pinares de la zona de Ajloun-Dibbine y el imponente castillo de Ayyubid (Ajloun), que ayudó a vencer a los cruzados ocho siglos antes. Los lugareños suelen aprovechar los verdes paisajes de Ajloun para tomarse un respiro de la vida urbana y conectar con la naturaleza.
La fortaleza de Karak es un laberinto oscuro de salas con bóvedas de piedra e interminables pasadizos. Los pasadizos mejor conservados se encuentran bajo tierra y se llega a ellos a través de una enorme puerta (pregúntese en la taquilla). El castillo en sí es más imponente que bonito, aunque cuando menos es impresionante como ejemplo del talento arquitectónico militar de los cruzados.
Enclavado en una espléndida colina con vistas al valle del Jordán y el mar de Galilea, Umm Qais alberga impresionantes vestigios, como el imponente teatro de basalto negro; la basílica y el patio contiguo, plagados de sarcófagos negros esculpidos; la calle principal con sus columnatas y una calle secundaria llena de comercios; un mausoleo subterráneo; dos baños; un ninfeo; una entrada a la ciudad y el esbozo de lo que fue un gran hipódromo.